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TECHOS DE CRISTAL: FALTA DE ACCESO DE LAS MUJERES A PUESTOS DIRECTIVOS

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Oscar Villa
15.03.2023

El término “techo de cristal” es un concepto que se utiliza en el feminismo y que se refiere a un conjunto de normas no escritas al interior de las organizaciones que dificultan a las mujeres acceder a puestos de dirección. De acuerdo al texto ¿Qué es el techo de cristal y qué pueden hacer las empresas para impulsar la igualdad de género?, de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, en México, el techo de cristal es una metáfora que designa un tope para la realización de las mujeres en la vida pública, generado por los estereotipos y las construcciones sociales a través del tiempo.

 

De acuerdo al estudio #MujerEnLaEconomía realizado por el Instituto Mexicano Para La Competitividad, el incorporar a más mujeres en toda la estructura laboral de las empresas permite aumentar el grado de innovación, fortalecer el capital humano y acceder a nuevos mercados. Además, advierte que en empresas mexicanas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores y la Bolsa Institucional de Valores, sólo el 4% de ellas tienen a mujeres en puestos de direcciones generales.

 

En este sentido, la especialista en temas de género, Susana Munguía Fernández, señala que los techos de cristal continúan en pleno siglo XXI y tienen su origen en diversos aspectos culturales que impiden que las mujeres dirijan espacios masculinizados, como el ejército o algunos en materia económica.

 

“Son estas barreras culturales donde, aunque no haya una prohibición tácita sobre no poder ocupar ciertos espacios, los techos de cristal están ahí y a las mujeres nos sigue costando trabajo el ser las primeras mujeres dirigiendo diversos espacios, sobre todo algunos muy masculinizados, por ejemplo, pensemos en el ejército o en las empresas de Wall Street; y las mujeres que han llegado ahí a ser las primeras en algo, han tenido que romper este techo de cristal comprobando que hay talento en las mujeres y otras puedan llegar”

 

Dentro de las causas que mantienen estos techos de cristal en las empresas, está la permanencia del machismo y sexismo, destacó Munguía Fernández, al considerar que las personas que toman decisiones, cierran dichos espacios a las mujeres.

 

El texto de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, destaca entre estas causas las estructuras jerárquicas de las organizaciones públicas que se rigen por reglas masculinas, como que el prototipo de empleado ideal continúa siendo el varón, además de que la designación para ocupar puestos directivos puede realizarse  basados en las relaciones sociales que realizan los hombres, aunado al estereotipo que vincula al hombre con los puestos directivos al considerar que las mujeres no pueden serlo por la falta de capacidad de mando y autoridad. Dicho documento refiere que, en contraparte, ellas enfrentan baja autoestima, inseguridad, culpabilidad, perfeccionismo y miedo a consecuencia de la estructura social, educación sexista y androcéntrica.

 

De acuerdo con un estudio en materia de equidad salarial realizado por el Banco Mundial, en el mundo casi dos mil 400 millones de mujeres en edad para trabajar no cuentan con los mismos derechos que los hombres, por lo cual esta institución hace un llamado a las naciones para cerrar la brecha laboral de género, lo que ayudaría a incrementar el PIB per cápita a largo plazo hasta en 20%, obteniendo ganancias globales de entre cinco y seis billones de dólares si las mujeres iniciaran y escalaran nuevos espacios al mismo ritmo que los hombres.

 

Las consecuencias no sólo se observan en el plano económico, también acarrean otras para las mujeres como la subvaloración de ellas como elemento importante en el proceso productivo, aunque esté mejor preparada académicamente. Este panorama, además, disminuye su poder adquisitivo, afecta su jornada laboral y el importe efectivo en sus pensiones, destaca la revista española Economía 3.

 

Munguía Fernández coincide con la revista respecto a la invisibilidad de las mujeres, lo cual impide que las nuevas generaciones puedan encontrar referencias en puestos directivos, evidenciando la construcción social desigual del mundo.

 

“Las consecuencias son que no vemos a mujeres representándonos en esos espacios, es decir, las niñas o las jóvenes que están pensando a qué dedicarse, si piensan en política no ven a una gobernadora y se preguntan si se podrá, y esas dudas son las que empiezan a permear en la sociedad y siguen manteniendo la confianza en nosotras, y se sigue hablando de que nuestras capacidades son mucho más cercanas a lo local, a la casa, a lo doméstico, que no está mal, pero no son femeninas y el mundo no se construye en igualdad; y aún en estos días y en naciones como México, donde la igualdad está reconocida, la realidad en el día a día, en la igualdad sustantiva, no somos iguales”.

 

Ante este panorama algunas empresas han optado por establecer medidas que permitan empoderar a las mujeres, como establecer metas de diversidad de género para aumentar la representación de las mujeres en los niveles directivos desarrollando el talento femenino en todos los puestos de decisión, así como asumir la representación paritaria de las mujeres en las juntas directivas, destacó la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en México.

 

No obstante, para la especialista Susana Munguía Fernández la mejor opción para eliminar los techos de cristal es a través de la educación, en el plano familiar, así como exigir la participación y la paridad, ya que el talento de las mujeres abonará al desarrollo de las empresas.

 

“Tenemos que dejar de educar desde la desigualdad, desde la diferencia. El que tú tengas un hijo o una hija no debe de cambiar los valores o las cosas que les permites o no, o las cosas que les permiten impulsar o soñar, eso desde lo familiar. En otros espacios lo que debemos hacer es exigir. En la participación política ya tenemos esa regla de paridad, 50 y 50 hombres y mujeres, y eso permite que muchas mujeres lleguen a puestos donde no estaban. Debemos exigir que las mujeres estemos en ciertas circunstancias y, ojo, no es un regalo porque hombres y mujeres tenemos un talento para muchas cosas, el sexo no potencia o limita los talentos”.

 

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, alcanzar la igualdad de género tomará 132 años al mundo, esto tras el retroceso marcado por la pandemia de COVID-19, cuando se estimaba que para llegar a ese momento se necesitaban 100 años.  Sin embargo, la especialista en género destacó que entre más rápido se tomen estas acciones, ello abonará a corregir el mundo desigual.

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